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LA GUÍA DE SEMILLAS
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SEMILLAS DE FORRAJERAS

Los forrajes constituyen una parte importante de la alimentación animal. Forman este grupo de vegetales plantas herbáceas, anuales o plurianuales, gramíneas o leguminosas, cuyo aprovechamiento ganadero se puede realizar directamente mediante pastoreo, o derivando la producción mediante la práctica agrícola de la siega. Este forraje fresco puede suministrarse al ganado en verde o conservándolo reduciendo su grado de humedad hasta niveles que permiten su conservación en el tiempo y en el espacio. La fermentación anaerobia mediante silos es una de las prácticas tradicionales de conservación, la extracción del agua mediante métodos naturales (henificado) o con aporte de calor artificial (deshidratado) son prácticas que se realizan frecuentemente en las zonas productoras de cultivo de praderas artificiales.

De entre todas las especies forrajeras cultivadas en España, la alfalfa es la que más importancia superficial, productiva y económica posee.  

Las leguminosas forrajeras han formado parte siempre de las hojas de cultivo en las alternativas agrícolas, tanto las anuales (veza, haba) como las plurianuales (alfalfa sobre todo). La rotación de los cultivos entre los que se encuentra una leguminosa forrajera se ha mostrado siempre eficaz en sus diferentes aspectos medioambientales: conservación del suelo y lucha contra la erosión, conservación de los recursos hídricos, reducción de labores de cultivo, sustento de ecosistemas, lucha biológica contra plagas y enfermedades, disminución de la fertilización nitrogenada en el propio cultivo (si se trata de alfalfa) y en el siguiente en la rotación y el efecto de mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), incremento de la materia orgánica en el suelo y su consiguiente efecto sumidero de carbono, y su positivo efecto paisajístico en las especies vivaces (territorio verde todo el año, durante varios años)